Todos los días nos encontramos en multitud de situaciones peligrosas. En la mayoría de ellas, se dan dos factores, el peligro es muy bajo y además las podemos detectar fácilmente.
Por ejemplo, tenemos un montón de bordillos, escaleras, y obstáculos con los que podemos tropezar y caer. Pero podemos verlos y evitar el peligro. También estamos expuestos a accidentes de tráfico, o a ser atropellados sin embargo podemos oír el ruido de los coches o verlos circular.
Sin embargo existe una situación peligrosa, en la que nos podemos ver, cuyo peligro potencial es muy alto, y que además no podemos detectar con nuestros sentidos. Es la intoxicación por monóxido de carbono.
El monóxido de carbono es un gas incoloro, inodoro e insípido. Por esto no podemos detectarlo con nuestros sentidos. Es un gas que se encuentra forma natural en la atmósfera, en concentraciones muy pequeñas, aunque en el hemisferio norte, y debido a la producción artificial como residuo de los procesos de combustión, la concentración de monóxido de carbono es muy superior, de unas 0,15 ppm a la que podemos encontrar en el hemisferio sur, 0,05ppm y que es la concentración natural. También lo podemos encontrar en los edificios en concentraciones entre 0,5 y 5 ppm.
El monóxido de carbono es peligroso porque tiene mucha mayor afinidad, unas 250 veces más, con la hemoglobina que el oxígeno. De esa forma si respiramos una mezcla de oxígeno y monóxido de carbono, este se combinará más fácilmente que el oxígeno y lo desplazará, de forma que nuestra sangre no transportará oxígeno a no podremos respirar normalmente.
En función del nivel de CO en el aire que respiremos y el tiempo de exposición a dicha mezcla, los daños serán más o menos graves.
En concentraciones por debajo de las 50ppm no se aprecia ningún efecto pese a exposiciones prolongadas, sin embargo concentraciones mayores y largas exposiciones hacen que empecemos con síntomas, siendo el inicial las cefaleas y que van escalando en gravedad.
Dadas las características comentadas anteriormente, si estamos durmiendo no notaremos absolutamente nada.
En España se producen varios miles de intoxicaciones al año, de las cuales un centenar tienen un desenlace trágico.
El CO se genera artificialmente como residuo de cualquier combustión. Y es en el sector residencial es uno de los que más genera, a través de la combustión en braseros, calderas, chimeneas, etcétera. También se produce en la combustión de los motores de los coches y en los incendios.
Cuando se produce la combustión incompleta o en condiciones de falta de oxígeno, la concentración de monóxido de carbono puede subir a niveles peligrosos.
Mhia tiene la misión de cuidar que todo en tu hogar se desarrolle de manera normal, y que las situaciones anómalas no pasen de ser una simple anécdota.
Para el caso de una posible intoxicación por monóxido de carbono, Mhia incorpora entre los diferentes dispositivos compatibles disponibles, un sensor de monóxido de carbono, lo que hace que pueda detectar situaciones en las que la concentración de monóxido de carbono se está volviendo peligrosa antes de que realmente nos ocurra nada.
Gracias a la combinación con los sensores de presencia, Mhia podrá valorar la peligrosidad de la situación y actuará en consecuencia.
Disponible con el plan ESTÁNDAR o superior.
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