Evaluación del estado de ánimo. Detección de la tristeza y la depresión

La actual pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto un problema relacionado con la evolución de nuestra sociedad en los últimos años. En 2019 viven en España cuatro millones y medio de personas solas, de las cuales, más de dos millones y medio son mayores de 65 años. La soledad de estas personas se ha visto, naturalmente agravada por el confinamiento cuando se ha cortado abruptamente todo contacto directo con el entorno.

Esta situación de soledad, junto con las malas noticias continuas ha generado un aumento de la incidencia de los sentimientos de ansiedad y tristeza e incluso depresión.

Todas las emociones forman parte natural de la evolución de las personas y no resulta problemático sentirlas siempre que haya un contexto adecuado que evite que estas emociones se acaben convirtiendo en un problema de salud.

El problema que se ha visto acuciado por la falta de contacto social. La ausencia del contexto adecuado e incluso en este caso, la existencia de un contexto propicio para la tristeza el miedo o la ansiedad, ha hecho que mucha gente haya entrada en una espiral muy negativa y peligrosa. Estoy triste y tengo miedo por la soledad y la situación, no tengo a nadie que me ayude a sobrellevar esta carga, me entristezco más, etcétera.

Más allá de que el momento actual haya provocado un aumento generalizado de esta situación, de lo que no cabe ninguna duda, es que disponer de elementos de detección temprana nos permite abordar el problema antes de que se transforme en algo mucho más grave.